jueves, 20 de diciembre de 2012

Vida nómade


De un día para otro tuve ganas de releer uno de los libros que más me gustaban de chiquita: "El principito". Entonces, tomé la edición que siempre tuve en casa (la de 1951) y volví a disfrutarlo como cuando niña: oliendo sus páginas, trayendo a la memoria las ilustraciones del cuento, recreando los capítulos.

Pero como toda historia, ésta se va modificando con las experiencias vividas en cada uno; y al retomar un libro que no leemos hace mucho, suele verse otra interpretación del texto. Esa es la belleza de la subjetividad lingüística.


Rescato varios pasajes al recorrer las páginas, pero este me llamó particularmente la atención...

- ¿Dónde están los hombres? - preguntó amablemente el principito.
- ¿Los hombres? Creo que existen seis o siete. Los he visto hace años. Pero no se sabe nunca dónde encontrarlos. El viento los lleva. No tienen raíces.
(...)
Nadie está nunca contento donde está.

"El Principito" - Capítulos XVIII y XXII

¿Sonará a inconformismo esa última frase? ¿Somos poco felices en cada lugar que transitamos? ¿O es una manera que tiene el autor de plantear un quiebre, un despertar, un abrir de ojos en cada uno que lea el texto? La respuesta dependerá de vos y el bagaje que traigas en tus años de vida.

Yo, por ejemplo, estoy viviendo esa etapa que plantea Antoine de Saint-Exupéry: llevo una "vida nómade". ¿Por qué llegué a esa conclusión? Porque no asenté mis raíces aún. Suelo ser más "aventurera" que "casera" y busco experiencias, historias y descubrimientos que vivir todo el tiempo.

Pensándolo bien, quizás mis raíces no estuvieron nunca en mi casa física, y lo que hago inconscientemente es una búsqueda incesante del lugar o ambiente donde pueda dar frutos.
Honestamente no sé con seguridad cuál sea la respuesta, y seguramente me costará definir mi búsqueda.

Al fin y al cabo...

- Sólo los niños saben lo que buscan. (...) Las personas grandes son bien extrañas...

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